La aptitud para gobernar está a prueba (Por Jorge Mielniczuk)

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Los gobernantes tuvieron que aprender a gobernar en medio de una pandemia y la población aprendió a vivir y a convivir en medio de una pandemia. Aprendió a no ganar, a perder. A no poder hacer uso de su libertad, de su tiempo, ni siquiera de su dinero para disfrutar. Tuvo que aprender a compartir a intentar de ser solidario, más allá de los individualismos y egoísmos que siempre y en todos los tiempos están presentes.   

   Gobernar en tiempos de vacas gordas es fácil, cualquiera lo puede hacer de mala manera y puede que termine saliendo incluso bien. Gobernar en tiempos de crisis son tiempos en los que se debe utilizar el ingenio, a partir de la correcta lectura de la realidad, y a partir de ella, las proyecciones a futuro. Y es una tarea que, si bien depende en lo macro al gobierno nacional, saber aprovecharlo al máximo dependerá de los gobiernos locales.

   Esto lo interpretó rápidamente el gobierno provincial, y difundida en una reunión de gabinete ampliada, en donde además del gobernador Oscar Herrera Ahuad y su gabinete de ministros participó el presidente de la legislatura provincial Carlos Rovira, quien como conductor político, advirtió los nuevos desafíos del momento, en dónde se deberían enfocar los esfuerzos gubernamentales para tratar de contener a la mayor cantidad de misioneros dentro del circuito económico, para que en algunos casos no decaigan, en otros se recuperen, y en otros, que se reconviertan en función a los nuevos tiempos y cambios que la pandemia los introdujo en el quehacer cotidiano.

   Se analizaron alternativas para agilizar la reactivación de la economía golpeada por la pandemia. Rovira solicitó especial apoyo a todos los ciudadanos que no accedieron aún a los beneficios del Ingreso Familiar de Emergencia otorgado por Nación y apoyo del Estado para los emprendedores. Instó además a desarrollar la economía del conocimiento como herramienta para la reactivación. “La supervivencia del más apto es una realidad muy dolorosa, pero va a ocurrir”, pronosticó.

   La visualización de la realidad se centra en la de no solamente atender a los más necesitados, sino también tratar de incrementar en un mayor volumen una masa de dinero para que circule en la provincia y mueva a la economía local, pero también la necesidad de asistir a las PyMEs, que comprende un amplio espectro de la economía provincial, para que este sector de autónomos pueda mantenerse, recuperarse y reconvertirse según los casos. Y esta debería ser una tarea que deberían asumir los intendentes en sus municipios, en la de asistir no solo en los trámites y gestión de los fondos, sino que fundamentalmente en la orientación para que la opción de negocios y actividades sean los más viables y aptos, como para ir aprendiendo como se puede salir de la crisis de la mejor manera posible y con posibilidades de éxito, y ello va a depender de la aptitud de nuestros gobernantes y sus colaboradores.    

Tiempo de oportunidades y oportunistas

   Unos quieren que todo vuelva a la normalidad, a lo que están acostumbrados, que saben que no es lo mejor, pero les da cierta tranquilidad. Otros esperan que la pandemia sea una oportunidad para que se produzcan cambios. ¿Qué puede cambiar si no se cambian las reglas del juego?

   Volver a la normalidad y a las reglas establecidas por la economía del mercado capitalista, que prioriza la maximización de la rentabilidad y resistiéndose a una mayor equidad en la distribución de la riqueza que se produce en función a lo que aporta la fuerza laboral y el capital, es a la normalidad que aspira volver lo más rápido posible el sector empresarial en general, antes de que se refuercen otras ideas de revolución social del sector laboral, que hoy día cuenta con el apoyo desesperado del sector laboral por no perder su fuente laboral, aunque este le sirva solamente para asegurarse la subsistencia y no mucho más. Es mejor tener algo que nada, reflexionaba un trabajador al que le agregaron un par de horas más de trabajo por día, respaldando al empresario que reflexionaba que deberían estar agradecidos que no perdieron el empleo como otros, dando lugar a una de las reglas del mercado que habla precisamente del sentido de la oportunidad, para ampliar las ganancias.

   Y cumpliendo con las reglas de mercado a mayor oferta de mano de obra desocupada, aparece la oportunidad de pagar menores sueldos y precarización laboral. Digamos, una oportunidad para oportunistas del momento.      

   Para muchos comienza a ser insoportable la idea de que para no ser pobres cada día se debe trabajar más, y la realidad solamente les devuelve la imagen de que se vive y trabaja, en muchos casos, solamente para sobrevivir y mantenerse en pie. Endeudándose para pagar o financiar deudas o para darse algún pequeño gusto, que siempre termina siendo caro y el mayor beneficio para el financista, el banco o una casa de créditos personales. Por ello, ven en todo este proceso una oportunidad de cambios, que se piensan y se manifiestan como reclamos, aprovechando el contexto mundial y la oportunidad del momento, en donde la economía vuelve a tender a normalizarse de acuerdo a las viejas o nuevas formas diseñadas por el poder del capital.

   Muchos, o casi todos, mirando que lugar ocupan hoy, y ocuparán en un futuro no lejano en el mundo, en lo cotidiano.  A los miedos existenciales que teníamos se nos sumaron otros que no estaban planificados, menos pensados o imaginados. Muchos tenían el futuro asegurado, no tenían nada que temer y hoy no saben dónde están parados, no le encuentran la salida y no saben en que sitial van a terminar. Los temores se amontonan, de la salud a pasar por la enfermedad ya no despierta tanto temor como caer en la pobreza o descender en el estatus social.  

   Muchos auguran y otros aseguran, que el mundo será diferente post pandemia, seguramente que así será. Pero ¿cuánto diferente podrá ser si nos seguiremos manejando con las mismas reglas y normas preexistentes a la pandemia? Puede que estemos perdiendo una oportunidad.